Argia. Asociación vasca de Ostomizados e incontinentes

ARGIA: asociación de ostomizados de Bizkaia

Excursión a Cantabria (Resumen)

foto excursión

Mañana de madrugones en las casas de los socios de ARGIA, que van a participar en la excursión anual que realizamos.

La llegada de unos y otros estuvo llena de besos y cariñosos saludos. Año a año el número de excursionistas está aumentando, motivo por el cual estamos muy orgullosos, pues nuestro objetivo es que todos los socios que componemos ARGIA tengamos contacto entre nosotros, no sólo que nuestro punto de encuentro sea la consulta.

El autobús puso rumbo a Cantabria: nuestro itinerario comprendía La Cueva del Soplao, visita al Museo Marítimo de Santander y, como colofón del día, una visita al pueblo de Lierganes.

Los primeros kilómetros hacia nuestra comunidad vecina fuimos un poco adormecidos pero poco a poco el ambiente del autobús se fue caldeando. Tras dejar la autopista tomamos una carretera comarcal que nos llevó a través de profundísimos valles de un intenso verde, casi oscuro, hasta los pies de la cueva. Por el camino, hacia el alto de la Sierra de Arnero, nos entretuvimos leyendo las pancartas que en grandes caracteres e improvisadas sábanas, un ganadero de la zona había vertido su malestar contra el Gobierno de Cantabria y toda la problemática que ello le estaba causando.

Llegamos al lugar, una explanada bien cuidada con numerosas referencias al pasado minero de la zona nos recibe, y a través de un pequeño tren que recorre unos 400 metros llegamos a la La Cueva del Soplao propiamente dicha, que está considerada como uno de los grandes tesoros de la geología mundial. Esta cavidad atesora un auténtico paraíso en formaciones naturales, la abundancia y diversidad de formaciones "excéntricas" que guarda es lo que realmente hace de esta cueva una cavidad única.

Los 60 minutos que dura el recorrido nos quedarán como un recuerdo inolvidable. La visita fue un buen aperitivo de todo lo que nos quedaba por ver durante el día.

Después de las fotos de rigor, vuelta al autobús para llegar al siguiente punto del recorrido, Santander. Por el Paseo de Pereda llegamos a la señorial capital de la provincia, para dirigirnos al Museo Marítimo, pasamos por el Palacete del Embarcadero y el atracadero del servicio de lanchas que cruzan la bahía uniendo las diversas poblaciones que se asientan en sus orillas, como Somo y Pedreña, con la ciudad. Un precioso recorrido en pequeños barcos, que si hay suerte y luce el sol en un espléndido día de verano, son una delicia.

El Marítimo, de reciente construcción, fue el lugar escogido para efectuar la comida, que transcurrió en un ambiente de buen humor, con unas magníficas vistas al mar desde donde veíamos el transcurrir de los ferrys y alguna otra goleta que hizo mucho más agradable el rato que estuvimos descansando, sobre todo estrechando lazos entre los socios de ARGIA.

El Museo está dividido en cuatro secciones: Biología marina y acuarios, Etnográfica pesquera, Historia marítima y Barcos tradicionales; a través de las cuales se muestran, desde diferentes punto de vista, cuantos asuntos afectan al mar Cantábrico y su proyección al resto el mundo.

Para nosotros que no somos expertos en la materia fueron la primera y la última de las secciones que más nos llamaron nuestra atención. Biología marina con sus impresionantes acuarios. En ellos vive buena parte de la fauna del Cantábrico; nos explicaron la enorme diversidad de la vida submarina. En la sección Barcos Tradicionales nos mostraron la intensa activad marítima que ha sido un importante factor económico en esta zona del litoral.  Innumerables barcos y hombres salieron de ella hacia todos los horizontes del planeta.

Un poco cansados, pero satisfechos, regresamos al autobús. Las canciones pusieron la nota alegre hasta el pueblo de Lierganes. Precioso municipio situado a 25 Km. de Santander ubicado en la comarca de la Transmiera, por su territorio discurre el río Mieras cuyo caudal alimenta el Balneario de Lierganes, que está declarado conjunto histórico artístico.

La visita tuvo que ser breve por cuestiones de horario, y cada cual se dedicó a ver aquello de la ciudad que más le interesaba, el chocolate con churros es una de sus delicias gastronómicas, pero el tiempo no daba para degustarlo.

La excursión tocaba a su fin, con pena de acabar el día subimos al autobús pero nos prometimos que el año próximo ninguno íbamos a faltar a la cita y a poder ser que muchos más de nuestros socios nos acompañen en este bonito día que pasamos todos juntos y que ya se está convirtiendo en una tradición.

 

Karmele G. Ferrero   

 

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